Viña Del Mar- Concón
Nada más aterrizar en Santiago, provenientes de Punta Arenas, cogimos un bus directo a Viña Del Mar donde estaba un amigo de la infancia de Ze que acaba de ser papá!
Compartir esta aventura con amigos es siempre especial! Si además es tu amigo desde que tienes 3 años, tiene un bebé de 3 meses, se va a casar con una chica maravillosa y eres el primero en conocerlos a todos pues posiblemente es una de las mejores sensaciones del mundo.
Estuvimos con ellos unos días descubriendo Concón, Valparaíso y las playas de los alrededores. Descansamos como no está escrito esos días. Fue estupendo estar con ellos y conocer a su bebé tan lindo. Nos sumergimos de lleno en un ambiente familiar y nos supo a gloria.
Además Catalina, que hace unas joyas preciosas (Triada Joyas), nos va a hacer las alianzas y no podemos estar más contentos. A lo mejor no lo hemos comentado por aquí, pero hace ya poquito más de un año, cuando estábamos en el Renjo-la Pass en Nepal a 5360m y con el Everest de fondo, sin habernos duchado en 15 días y absolutamente extenuados: ¡nos casamos! Nuestro guía Ngawang, Sherpa y Budista nos casó rápidamente, únicamente tuvimos que prometer que cuidaríamos el uno del otro. En aquel momento nos pusimos unos anillos que Ze compró a escondidas en Katmandú, de esos adaptables de menos de un dólar. Al poco tiempo teníamos los dedos verdes… así que en Malasia compramos otros de acero inoxidable. Pero desafortunadamente, los perdimos en Colombia entre ducha y ducha en Tayrona. Al conocer el trabajo de Cata nos dimos cuenta que no habría mejor alianza, que nos los hiciese ella, mientras aún estábamos de viaje, en uno de los países que más nos ha gustado y cumpliéndose un añito. Probablemente por dentro marquemos las coordenadas del Renjo-la Pass.
Concón está muy lejos de Nepal, es una zona costera, por lo que las palmeras y la costa son predominantes. El agua está bien fresquita y las dunas llegan al oceano. Es un sitio asombroso donde ver el atardecer mientras escuchas a los leones marinos de lejos y ves a los jóvenes hacer sand board subiendo una y otra vez.
El sol aquí siempre se pone en el Océano Pacífico. Hay palmeras por la costa, playas, chiringuitos, gente con shorts y cholas. Me recordó tanto tanto a Gran Canaria que por un momento la arena de estas dunas entre los ñoños me llevaron a Maspalomas! Hasta que un Leon Marino desde la orilla empezó a hacer mucho ruido!
Valparaiso
Valparaiso es sin duda pintoresco, repleto de cuestas, de colores, de tiendas, bibliotecas y galerías. Un ambiente cultural extenso bien pegadito a la costa. Nos recordó en algunos aspectos a Oporto y Lisboa. Paseamos y acabamos comiendo una buena pizza.
Al día siguiente paseamos por la costa hacia el otro lado de Valparaíso, caminamos por las rocas y lo rematamos comiendo empanadas de marisco.
Buenos Aires
Resulta que cuando íbamos a comprar los billetes para llegar a Buenos Aires, los precios estaban por las nubes. Eran días festivos y por tanto habían subido los precios, de modo que tuvimos que usar el plan B: el bus. Estaban casi todos llenos asi que marcamos un bus hasta Mendoza, Argentina y de allí un avión a Buenos Aires. Ya habíamos pasado por Mendoza antes asi que dimos una mini vuelta por la ciudad y sesión de cine en casa.
Ze esperaba ansioso llegar a Buenos Aires. Hace 10 años tenía un mes en Argentina y su plan era pasar dos semanas viendo el sur y las otras dos viendo el Norte. Resulta que empezó por el sur y al llegar a Buenos Aires…..se quedó allí las dos semanas enteras. Congenió muy bien con sus compañeros de hostal y además tenía amigos en Buenos Aires por lo que se quedó saliendo de fiesta, comiendo bife y tomando vino las dos semanas. Se le ilumina la cara cada vez que lo cuenta asi que llegar a Buenos Aires prometía ser una experiencia inolvidable. Por lo que alquilamos un apartamento y sin dida superó con creces las expectativas. Resulta que teníamos menos días que gente a la que teníamos que ver asi que alargamos nuestra estadía.
Básicamente nos dedicamos a compartir con amigos unas cervezas, buena comida y todavía mejor conversación. Ze se reencontró tras años con sus amigos Argentinos y además volvímos a ver a otros que conocímos en otros países durante el viaje. Cenamos con Daniel que conocimos en Colombia y quién nos recibió en su casa en Neuquen. Compartimos cervezas y cenas con Horacio y Guido. Además nos llevaron a conocer el delta en barco y nos regalaron así la guinda del pastel, un planazo que no hubiésemos ni sabido que existía. Fue un día increíble que comenzó a las 4 de la tarde, paseamos por el delta, anclamos el barco, bebimos mucha cerveza, buscamos un restaurante y nos maravillamos con los trucos de magia de la camarera. Para entonces ya estábamos todos un poco perjudicados asi que la risa estaba floja y lo pasamos en grande. Una vez con el estómago lleno y los riñones vacios volvimos navegando hasta tierra firme.
Con Pedro vivímos el verdadero Palermo y nos contagiamos de su buena onda permanente. Su perrita Porota no admitía a nadie en casa sin que la saludara a ella como dios manda: muchas caricias y rascarle la barriguita. Salímos a cenar y además de volver a saborear una buena tortilla española, yo descubrí mi plato argentino favorito: revuelto gramajo. Ni asado, ni bife…prueben el revuelto gramajo.
Y a Gonzalo….¡nos lo encontramos! Todavía nos sorprende muchísmo que nos lo hayamos cruzado de forma fortuita por la calle. Resulta que él se había mudado ese día a ese barrio, nosotros íbamos andando de vuelta a casa, habíamos hablado de él, que teníamos que contactarle cuando volviésemos de Iguazú y de pronto….allí estaba en frente de nosotros. Ze se paró en seco, cruzó los brazos y se quedó mirándolo. Él tardó unos segundos en reaccionar, estaba incrédulo. Obviamente nosotros sabíamos que él era de Buenos Aires, pero él no sabía que estábamos en su ciudad y la última vez que nos vimos fue hace 8 meses en Singapur.
En fin una vez volvimos de Iguazu, fuimos a comer y nos pasamos la tarde hablando de la suerte, las casualidades y las formas que tiene el universo de hacer que las personas coincidan. Ze dice que es cuestión de estadística, que nos habremos perdido el encuentro con muchos otros para que en este caso hayamos coincidido. Nosotros pensamos que hay algo más que pura estadística. Tanto hablar que nos olvidamos de sacarnos una foto.
Sinceramente, podríamos vivir en Buenos Aires…..si no estuviese tan lejos de casa. ¡Vaya ciudad!
Iguazú
Llegamos a Iguazú en avión desde Buenos Aires. Nos dió la bienvenida un bofetón de aire caliente y la humedad. Para nosotros fue como llegar al paraíso, llevabamos meses usando el abrigo y pasando frío y ahora de pronto era verano. Teníamos en mente levantarnos bien temprano para ver si podíamos ir a la parte Brasileña además de la Argentina de las cascadas….pero los mosquitos y el calor nos cambiaron los planes. No conseguíamos dormir y no qusímos tener un día a tope con el cuerpo reventado ya que no lo disfrutaríamos. Nos levantamos cuando el cuerpo pidió y fuimos a la parte Argentina de las cascadas.
El parque nacional Iguazú prometía ser asombroso, pero la realidad supera con creces las expectativas. Los diferentes senderos te permiten recorrer los distintos tramos del parque e ir escogiendo aquellos puntos con menos gente. Estuvimos unas 5 horas de aquí para allá, resfrescándonos con el agua que las cataratas pulverizan! Nos dijeron que la energía aquí era fuerte y que se siente, no mintieron. ¡Vaya día! Vimos muchísmos pájaros, mariposas y hasta Tucanes. La naturaleza está muy presente aquí y de nada que te fijes un poco verás de todo.
Al día siguiente volvímos a Buenos Aires, rematamos nuestra experiencia Argentina con cerveza y hamburguesas hechas en casa de un amigo de Guido y Horacio. Dónde se habían reunido un buen grupo a ver el Boca- River que finalmente fue suspendido por la lluvia.
No te pierdas el próximo post porque nos va quedando menos, esta aventura se transformará en otra en breve y volveremos a estar como el agua en Iguazú a punto de caer, de transformarse, de revolverse y en definitiva de seguir su curso!
Imposible no pasar estos días reflexionando lo que dejamos atrás y lo que viene. Imposible no emocionarse con todo lo logrado, imposible no sentir el miedo, imposible no cruzar miradas cómplices. Porque por mucho blog y muchas publicaciones que hagamos….solo nosotros sabemos lo mucho que este viaje ha cambiado, ha construido y como se quedará para siempre con nosotros!
