Dejamos Koh Lanta tempranito en minibus, cogimos un avión en Krabi y llegamos a la ciudad de Chiang Mai. Es la segunda ciudad más grande de Tailandia después de Bangkok así que prometía ser un ajetreo y un cambio brutal ya que veníamos de una isla poco poblada y nada desarrollada.
Chiang Mai
Es una ciudad que se extiende a lo largo y no a lo alto. No hay grandes rascacielos, las construcciones se quedan por lo general en 3 pisos máximo y eso la hace muy especial. Hay muchos rooftops y se ven las cúpulas de los templos, mucho cielo y las montañas. Da una sensación de desahogo. Chiang Mai está repleta de cultura, tiendas y workshops que ofrecen artesanía, cocina y arte. Una ciudad que está creciendo con el turismo pero que a diferencia de las islas apuesta por una variedad de turismo diferente. Menos fiesta y más cultura.
Estuvimos 5 días en Chiang Mai lo que más hicimos fue pasear por las calles. Visitamos a pie la mayoría de los templos que hay en el centro y nos desplazamos a las montañas sólo para ver el Wat Phra That Doi Suthep.
Descansamos mucho en el rooftop de nuestro hostal (6 euros la noche en habitación privada y con baño) y descubrimos que había muchos en la misma situación que nosotros ¨en modo disfrutar de los pequeños placeres de la vida descansando¨. Si no me equivoco es aquello del Dolce fare niente…. Fuimos a Khun Kae todas las mañanas a por nuestros zumos de fruta para empezar bien el día (el mío de piña y menta). Ahí conocimos a un inglés con su hijo. Están viajando unos 10 meses, la mujer tenía el día libre de ellos. Ella iba a hacer yoga y disfrutar de su » peace and quiet» y ellos iban a hacer un trekking a las montañas. Su plan es quedarse un mes en Chiang Mai disfrutando del día a día sin moverse mucho.
Aprovechamos que estábamos en la ciudad y Ze se corto el pelo en una peluquería local, hacía más de 15 años que no le cortaba el pelo nadie. En casa tiene la máquina y se lo corta él. La peluquería era de una tailandesa (yo entendí que era Dinamarquesa, sigo pensando que podía serlo) y justo al lado su marido un kiwi (neozelandés) tenía una tienda de ropa. Hablamos largo y tendido con él sobre cómo Chiang Mai ha ido evolucionando, el motivo por el que él vino a quedarse aquí y de las oportunidades que tenemos los jóvenes hoy en día para trabajar y viajar. Le recalqué que no sólo los jóvenes tienen esa oportunidad y me sonrió asintiendo.
Compartímos varias cenas con Hans y Claudine intercambiando información sobre viajes, guías, cultura y la vida. Es sorprendente como las relaciones se estrechan exponencialmente cada día y como escuchar las historias de vida de otros hace que la perspectiva de ciertas cosas gire 180 grados.
Nos despedimos de Chiang Mai con mucho trabajo completado, alguna que otra reunión de madrugada y una nueva ruta definida para el viaje (más información en otro post :)) y con las pilas recargadísimas.
Pai
Pai es el hermano pequeño de Chiang Mai y Chiang Rai por eso decidimos irnos a verlo. Nos habían contado que era un lugar pequeño pero especial y sin duda alguna lo es. Llegar hasta aquí fueron unas 4 horas en minibus y unas 2000 curvas por en medio de la jungla. Una carretera preciosa la verdad, una pena que no nos viniera bien ir en moto. Eran demasiados kilómetros con los dos maletones a cuestas.
Estamos en medio del campo en cabañas de bambú rodeados por arrozales, cultivos y callejuelas peatonales. Una vez más nuestro medio de transporte es una scooter y no podíamos estar más en nuestra salsa. Cholas, moto y a explorar. Definitivamente nos gustan las ciudades de vez en cuando pero lo nuestro es más naturaleza y más planes donde te ensucias.
Hemos recorrido prácticamente toda la región de Pai, que no es muy grande. 10 km hacia un lado y otros 10 km hacia el otro y llegas a lugares increíbles: cascadas, precipicios y buddhas gigantes entre otras cosas.
Con la moto llegas facilísimo a todos los viewpoints y los puntos de interés. No hay que andar prácticamente nada hasta el sitio en cuestión desde el parking así que da para hacer mucho en un día. Los colores de Pai son de otro planeta, cielos azules, jungla verde, cascadas azules y campos amarillos (de flores o de cultivos). Es una autentica gozada. Por las noches refresca bastante así que hemos agradecido habernos quedado con algún que otro jersey.
Las cenas consisten basicamente en ir por los puestos del mercado nocturno eligiendo pinchos. Nos la hemos jugado varias veces juzgando por la pinta del puesto de comida pero no nos ha pasado nada afortunadamente y todo está buenísimo.
Más sobre Pai en la semana 14 y mañana nos volvemos a Chiang Mai para pasar a Laos, acaba casi un mes en Tailandia y se nos ha pegado la costumbre de los Tailandeses. Vamos por la vida sonriendo, como han cambiado las cosas, en Rusia estaba ¨mal visto ¨sonreir y aquí es el pan de cada día.
Estamos ansiosos de conocer Laos y con sensación de que esto es sólo un hasta luego Tailandia.
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Semanalmente en este Blog: iremos explicando lo que hemos hecho esa semana. Dónde hemos estado, que hemos visto, cuantos días y cuánto nos hemos gastado.